miércoles, 11 de abril de 2007

una manzanita

Isaac Newton: su teoría de la gravitación.

El relato popular del origen de esa teoría -que Newton la concibió en el verano de 1666 tras ver caer una manzana de un árbol- es imposible de confirmar, pero la tradición ha señalado un árbol de la granja familiar como aquel del que cayó la manzana. En cualquier caso, algo durante este período dirigió los pensamientos de Newton hacia la idea de la ley universal de la gravitación, hace más de 300 años. No en vano, Newton está considerado como uno de los científicos más relevantes de la Historia, gracias a sus importantes aportaciones en las Matemáticas y la Física.
La leyenda popular cuenta que la caída de una manzana del árbol despertó la chispa de lo que más tarde Newton desarrollaría como la teoría de la gravedad, la fuerza dominante de las cuatro que conocemos de la Naturaleza, además de la fuerza electromagnética y dos tipos de fuerzas nucleares. La gravedad es la causante de que la Tierra gire alrededor del Sol y de que éste se mueva alrededor de la Vía Láctea.


En 1666, Newton descubrió la ley de la inercia, la que afirma que todo objeto tiende a moverse en línea recta a menos que alguna fuerza afecte su movimiento. Para ilustrar su teoría, el científico británico puso como ejemplo la relación que existe entre la Tierra y la Luna. La Luna se movería en línea recta a no ser que una fuerza tirara de ella, como es el caso. Esa fuerza es la gravedad, que consigue que la Luna no choque contra la Tierra, sino que la rodee. Según la teoría de la gravitación universal, todos los cuerpos en el espacio y en la Tierra se ven afectados por la misma fuerza: la gravedad. Newton publicó esta teoría en su obra Principios matemáticos de la filosofía natural (1687).
Además presenta en su gran libro los tres principios de la mecánica:
1. Todo cuerpo permanece en reposo o continúa su movimiento en línea recta con velocidad constante si no está sometido a una fuerza exterior.

2. El cambio de movimiento de un cuerpo es proporcional a la fuerza exterior, inversamente proporcional a la masa del cuerpo, y tiene lugar en la dirección de la fuerza.
3. A toda acción se opone una reacción, igual y de sentido contrario.